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Portada » Microplásticos en los alimentos: ¿Cómo se detectan y qué riesgos implican?
Los microplásticos, diminutas partículas de plástico de menos de 5 milímetros, se han convertido en una preocupación creciente para la salud humana y el medio ambiente. Aunque originalmente fueron detectados en océanos y ecosistemas acuáticos, hoy se sabe que también han llegado a nuestra mesa: se han encontrado en pescados, mariscos, sal, miel, frutas, e incluso en el agua potable.
Los microplásticos pueden ingresar en la cadena alimentaria a través de múltiples vías, muchas de ellas invisibles para el consumidor. A continuación, explicamos las principales formas en que estas diminutas partículas terminan contaminando nuestros alimentos:
Muchos productos del mar, como pescados, mejillones, ostras o langostinos, pueden ingerir microplásticos presentes en el agua al confundirlos con alimento. En algunos casos, estas partículas se acumulan en sus tejidos o en el sistema digestivo, y acaban siendo consumidas por el ser humano.
En el ámbito agrícola, el uso de plásticos para acolchados, mangueras de riego, fertilizantes encapsulados o incluso compost contaminado puede introducir microplásticos en los suelos. Con el tiempo, estos pueden ser absorbidos por las plantas o adherirse a frutas y verduras, especialmente si no se lavan adecuadamente.
Durante el procesamiento industrial, los alimentos pueden entrar en contacto con superficies, maquinaria o utensilios plásticos que liberan microplásticos por fricción, calor o degradación. Además, muchos productos son envasados en plástico, lo que incrementa el riesgo de migración de partículas, especialmente cuando se exponen a altas temperaturas.
Diversos estudios han demostrado que los microplásticos también se transportan por el aire y pueden depositarse sobre cultivos, fuentes de agua o incluso directamente sobre los alimentos durante su almacenamiento o exposición al ambiente.
Tanto el agua del grifo como el agua embotellada han mostrado contener microplásticos en análisis recientes. Como el agua es un ingrediente esencial en muchas recetas y productos procesados, esta vía representa una fuente continua de exposición.
El impacto de los microplásticos en la salud humana es todavía un campo en desarrollo, pero la preocupación entre científicos y organismos internacionales va en aumento. Aunque muchas preguntas siguen sin respuesta definitiva, existen indicios de que la exposición continua a estas partículas podría tener efectos negativos en el organismo.
Diversos estudios in vitro y en modelos animales han demostrado que los microplásticos pueden causar estrés oxidativo, inflamación y daño a las membranas celulares, especialmente en el sistema digestivo. Al ser partículas extrañas, el cuerpo puede intentar expulsarlas, generando respuestas inflamatorias crónicas si la exposición es constante.
Investigaciones recientes sugieren que las partículas más pequeñas (nanoplásticos) podrían atravesar la barrera intestinal y llegar al torrente sanguíneo, tejidos u órganos como el hígado, el bazo o incluso la placenta. Aunque este fenómeno aún se estudia, plantea dudas sobre posibles efectos a largo plazo.
Algunos estudios han señalado que la presencia de microplásticos podría alterar el microbioma intestinal, es decir, la comunidad de bacterias beneficiosas que habita en nuestro intestino. Esto podría impactar negativamente en la digestión, la inmunidad y el equilibrio metabólico.
Aunque eliminar por completo la exposición a los microplásticos es prácticamente imposible en el contexto actual, las empresas pueden adoptar medidas concretas para reducir significativamente su presencia en los alimentos. A continuación, detallamos algunas recomendaciones clave:
La presencia de microplásticos en los alimentos es un desafío emergente que pone en evidencia la necesidad de replantear tanto nuestros hábitos de consumo como los procesos industriales. Aunque aún queda mucho por investigar, la acumulación de pruebas sugiere que estos contaminantes podrían tener efectos negativos en la salud humana, especialmente a largo plazo.
En este contexto, la vigilancia y el control son fundamentales. Si formas parte de una empresa del sector alimentario, contar con análisis especializados puede ayudarte a detectar y prevenir la presencia de microplásticos en tus productos, protegiendo la salud de tus consumidores y fortaleciendo la confianza en tu marca.
En Food Secure Lab te ayudamos a analizar tus productos y a implementar buenas prácticas para minimizar riesgos. Ponte en contacto con nuestro equipo y te asesoraremos sin compromiso.
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